Un 14 de octubre de 2003, hace 17 años, el entonces presidente de la Nación, Néstor Carlos Kirchner y el gobernador Gildo Insfrán inauguraron el Hospital de Alta Complejidad “Presidente Juan Domingo Perón”, que se convirtió, desde entonces, en motivo de orgullo y en un aliado esperanzador para quienes padecen las más variadas patologías, inclusive aquellas que demandan procedimientos de la dimensión de los trasplantes.
Néstor Kirchner- quien había estado en esta ciudad el 28 de mayo del mismo año para firmar con su amigo Gildo Insfrán el Acta de Reparación Histórica que permitió que Formosa pudiese acelerar las obras contenidas en el Modelo Formoseño- sostuvo en aquella oportunidad que el HAC representaba una obra que enorgullecía a todos los argentinos.
Reconocía que una obra como este Hospital marca calidad y justicia social y que en lo personal lo repotenciaba en la esperanza de construir un país distinto.
“Se puede decir que esto es equidad, que esto es cuidar la salud del pueblo, que esto es pensar en el futuro, que esto es pensar en nuestros amados hermanos y hermanas formoseños que van a tener una salud digna como merecen y, nosotros, realmente, nos adherimos fuertemente a este gran logro”, manifestó el entonces presidente de los argentinos.
Desde entonces, el símbolo de la política sanitaria formoseña fue y es el Hospital de Alta Complejidad “Presidente Juan Domingo Perón”.
La moderna infraestructura se desarrolla en una superficie de 16.000 metros cuadrados cubiertos y su ejecución, según se anunció esa vez, demandó una inversión de 30 millones de dólares aportados por el Banco Mundial.
A lo largo de estos años se tomó conciencia de que con su habilitación, quedaban abiertas las puertas del último eslabón de la cadena ordenada del sistema provincial de salud y la red de salud pública que estará destinada a la atención de los pacientes derivados de sus respectivos hospitales de cabecera, en el contexto de un Sistema de Complejidad Creciente.
En aquella primera etapa quedaron a disposición pública los servicios de diagnóstico por imágenes, un laboratorio de análisis clínicos de alta complejidad, y un servicio de hemoterapia que contaba con un banco de sangre que anticipaba su rol de referente regional y nacional.
Se señalaba en la ocasión que la obra era la demostración tangible del anhelo de crecimiento colectivo, pensando en las nuevas generaciones.
Una conquista
Kirchner, ante la multitud concentrada, resaltó aquel 14 de octubre que la inauguración del HAC “es una conquista de los formoseños, una conquista que llevó adelante su Gobernador”.
Ese año, el día de la madre se celebraba el 19 de octubre. El entonces presidente no dejó de fijarse en ese detalle y lo expresó: “Un abrazo a todas las madres, que el 19 se puedan abrazar con sus hijos bajo ese signo del amor grande. Gracias Formosa, muchísima suerte y un Presidente a vuestras órdenes, un argentino”.
El HAC ha alcanzado una notable evolución y merecidos elogios de entidades y organizaciones públicas y privadas del país y del mundo.
Se ha convertido en el pivote en torno al cual gira toda la red sanitaria formoseña que cuenta con hospitales distritales y de referencia así como con centros de salud y hospitales de día que han fortalecido la oferta de salud a favor de la comunidad formoseña.
Servicio para el pueblo
Quienes asumieron la conducción del HAC citaron desde el arranque al doctor Ramón Carrillo, el más prestigioso sanitarista de la historia argentina, cuando advertía que todo avance científico si no es accesible al pueblo, no tiene sentido ni razón de ser.
El HAC es un hospital público que brinda atención para el nivel de complejidad que merece el paciente que es admitido, tenga o no cobertura social.
Se impulsaba así otra de las premisas del mayor centro de complejidad en salud de la provincia que es la de brindar sus prestaciones con sentido de equidad y de igualdad de posibilidades, así como también aspectos que rigen el funcionamiento de ese complejo: el trato humanitario, personalizado, humanizado de lo que debe ser en el contexto de un paciente con su dolencia.
En estos 17 años no se dejó de mencionar algo que se ha convertido en una costumbre de los colaboradores del gobernador Insfrán: hablar el mismo idioma y mostrar la gestión propia porque exhibe buenos resultados.
Esa fue la razón por la que insistió en que para el gobierno provincial “ la salud es cuestión de Estado” pero en su integralidad a partir del criterio de que no se trata solamente de curar enfermos sino de evitar que los haya desde la inclusión social, educación, viviendas, agua potable y saneamiento, el mejoramiento del hábitat y las viviendas , todo ello sostenido con la solidaridad y organización comunitaria.
En lo estrictamente sanitario se cuenta con una red organizada en distritos y áreas programáticas con sus centros de atención primaria, sus hospitales distritales e interdistritales y el máximo nivel de prestación cual es el hospital insignia formoseño, esto es el HAC que fuera seleccionado por la Organización Panamericana de la Salud como “Hospital Seguro” en infraestructura, en funcionalidad y en situaciones de catástrofe.
Se ha aceptado el galardón, pero también se ha interpretado que hay que esforzarse aún más para mejorar cada uno de los procesos en pos de un solo objetivo, es decir los pacientes que concurren a esa institución a fin de dar el apoyo y el mejoramiento en cuanto a la resolución de los problemas que se plantean desde el niño que debe ser vacunado, de la embarazada que debe ser controlada hasta el paciente que debe ser trasplantado.
Junto con la evolución en todas las áreas y el protagonismo adquirido en el contexto de la actual pandemia causada por el coronavirus, surgió la noticia acerca del aporte de recursos propios del tesoro provincial decidido por Insfrán para que continuase la ejecución de las obras civiles del Centro de Medicina Nuclear y Radioterapia en un predio contiguo al HAC y que convertirán al sector en un polo científico y sanitario que acrecentará las expectativas y la esperanza de los demandantes de salud que actualmente deben emigrar a otros centros de la región o de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires para hallar respuestas, con el desarraigo y el impacto económico y social que ello representa.