En septiembre de 2019 Diego Maradona asumió como director técnico de Gimnasia y Esgrima La Plata en lo que fue, sin saberlo, su última participación en el mundo del fútbol hasta semanas previas a su muerte, el pasado 25 de noviembre a los 60 años.
Tras su confirmación como DT, Maradona le pidió a los dirigentes de Gimnasia que convocaran a un sacerdote para bendecirlo a él, al equipo y al estadio. Fue allí cuando Gustavo Rubio, cura de la Parroquia María Auxiliadora de Berisso, se acercó al Estadio Juan Carmelo Zerillo –conocido como “El Bosque”- y mantuvo una emotiva charla con el Diez.
“Diego me pidió que lo bendijera a él para lo que fuera a vivir. Me dijo que lo único que quería era paz”, contó Rubio, el último sacerdote que bendijo a Maradona, en diálogo con Radio 10.
“Cuando llegamos lo esperamos un rato, y cuando nos encontramos me llamó mucho la atención que me pidió que lo bendijera a él y al equipo de parte de Dios, pero a él en especial para su vida y lo que viviera de ahí en adelante. Yo llevé el óleo para la unción de los enfermos y cuando saqué el frasco me dijo ‘¡uh el aceitito!’”, relató el sacerdote.
Allí, un Diego muy emocionado le contó que su mamá, Doña Tota, “cuando la vida se le ponía muy dura iba a la parroquia y el cura le daba ‘el aceito’ para llenarla de fuerza y salir adelante”.
Durante la charla, Maradona también le contó de su acercamiento a la Iglesia y su encuentro con el Papa Francisco en Roma, cuando le regaló una camiseta. También le dijo que “estaba agradecido con la vida, con Gimnasia, por tener un lugar donde ser acogido; y que lo único que quería era paz. “Él le pedía a Dios paz”, contó Rubio.
“Uno tiene la imagen superficial de Maradona de lo que uno ve en la televisión, en los diarios y me impresionó mucho encontrarme con el hombre, con un semejante, y pidiendo paz ‘para lo Dios me regale de vida de aquí en adelante ’, replicó sobre las palabras del Diez.
“Diego me recibió, me llevó aparte y ahí charlamos a solas, le di el sacramento, lo bendije y después le di la bendición en general al equipo. Para mí fue muy fuerte porque Maradona es tan grande como persona, como jugador, que realmente me emocionó mucho verlo pequeño con esta necesidad, diciendo ‘quiero paz’”, recordó el sacerdote sobre el rencuentro.
Y reveló: “Diego me dijo, con sus palabras: ‘Yo me mandé muchas cagadas en la vida, muchas, y me arrepiento, pero tuve cosas buenas en la vida’, y habló de afectos y del fútbol. A mí me impresionó que Diego pudiera reconociera las faltas, las macanas que uno se manda, y me dijera: ‘Yo no soy ejemplo para nadie’. Era importante que quisiera reconocer sus límites y su pequeñez”.
Por último, se expresó sobre la fe de Maradona en los últimos momentos de su vida: “Cada vez que Diego hablaba de sus padres lo hacía con mucha admiración, con mucho cariño, se le llenaban los ojos de lágrimas. Maradona me contó que su vuelta a la Iglesia estuvo inspirada sobre todo por la vida y fe de su madre, que ella aprendió la fe simple y quería ponerla en práctica”.