El hecho habría ocurrido durante su paso como directora del Banco Mundial. De acuerdo a una investigación independiente, se la acusa de presionar al personal del organismo para alterar números y beneficiar al gigante asiático. La búlgara anotició al board del FMI y se espera reunión de la misma para discutir el hecho. “Estos son hallazgos serios”, comentó el Tesoro de Estados Unidos.
El Banco Mundial anunció el jueves que suspendería inmediatamente su informe “Doing Business” tras la pesquisa que halló irregularidades en las ediciones de 2018 y 2020.
Georgieva, una ciudadana búlgara que asumió el mando del FMI en octubre de 2019, rechazó sus conclusiones sobre su papel.
“No estoy de acuerdo fundamentalmente con los hallazgos e interpretaciones de la Investigación de irregularidades en los datos en lo que se refiere a mi papel en el informe Doing Business de 2018 del Banco Mundial”, dijo en un comunicado.
“Estos son hallazgos serios”, comentó el Tesoro de Estados Unidos en un comunicado, señalando que está “analizando el informe”. “Nuestra principal responsabilidad es defender la integridad de las instituciones financieras internacionales”, agregó.
Georgieva dijo que informó al directorio del FMI sobre la situación.
Se espera que la junta del organismo multitateral se reúna para discutir el tema, pero no está claro cuándo.
Justin Sandefur, del Centro para el Desarrollo Global, que ha escrito extensamente sobre los problemas con la metodología del informe, dijo: “Necesitamos escuchar su versión de los hechos, pero no se ve muy bien en este momento”.
“El FMI está encargado de monitorear la integridad de los datos macroeconómicos y financieros a nivel internacional, y que su jefa haya estado involucrada en la manipulación de datos es una acusación bastante condenatoria”, dijo a la AFP.
“Parece un verdadero golpe para su credibilidad”.
El informe “Doing Business” clasifica a los países según sus regulaciones comerciales y reformas económicas, y según la investigación, Pekín se quejó de su clasificación en el puesto 78 en la lista de 2017.
El informe de 2018 habría mostrado que China caía aún más en la clasificación sobre cuán fácil es hacer negocios en el país.
Personal del Banco Mundial preparaba el informe mientras los líderes participaban en negociaciones delicadas para aumentar su capital crediticio, lo cual requería el acuerdo de los principales miembros, incluyendo a China.
En las últimas semanas antes de que se publicara el informe a fines de octubre de 2017, el entonces presidente del BM, Jim Kim, y Georgieva, en ese momento su directora ejecutiva, se reunieron con el personal y pidieron actualizar la metodología con respecto a China, de acuerdo con la investigación del bufete de abogados WilmerHale.
Kim discutió la clasificación con altos funcionarios chinos que estaban consternados por la baja clasificación del país, y los asesores de Kim plantearon formas de mejorarla, según el resumen de la investigación publicado por el BM.
Se considera que uno de los logros más característicos de Kim fue que lideró un acuerdo para un aumento de 13.000 millones de dólares en los recursos del Banco Mundial.
El trato requirió el apoyo del presidente de Estados Unidos en ese momento, Donald Trump, que se oponía a conceder créditos a China, y de Pekín, que acordó pagar más interés por los préstamos.
En medio de presiones de la dirección, el personal cambió algunos de los datos que impulsaron a China siete lugares en la nómina de 2018, hasta el ránking 78, el mismo puesto que el año previo, según la investigación, que analizó 80.000 documentos y entrevistó a más de tres docenas de empleados actuales y anteriores del prestamista.
Georgieva reprendió a un alto funcionario del Banco Mundial por “manejar mal la relación con China y no apreciar la importancia del informe Doing Business para el país”, según la investigación.
Tras los cambios, Georgieva le agradeció por “hacer su parte por el multilateralismo”. Más tarde, visitó la casa del funcionario a cargo del informe para recuperar una copia y le agradeció por ayudar a “resolver el problema”.
Paul Romer, exganador del premio Nobel que era economista jefe del Banco Mundial en esa época, renunció en enero de 2018 tras contar a un periodista que la metodología para el ránking fue alterada de una manera que podía dar la impresión de que los resultados eran influidos por consideraciones políticas.
El BM negó entonces categóricamente cualquier influencia política en las clasificaciones.
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