Es decir, aproximadamente 110 urgencias por día, de las cuales entre siete y ocho son a causa de accidentes de tránsito, número que aumenta los fines de semana.
El jefe del Servicio de Emergencia del Hospital Central, Martin Puga, brindó detalles acerca del funcionamiento de dicha atención y confirmó que atienden 3400 pacientes al mes, es decir, cerca de 110 urgencias por día que llegan al lugar.
“Como cualquier servicio de emergencia lo que parece de afuera desorden, en realidad es como llegan los pacientes, la mayoría de manera imprevista, entonces uno tiene que generar un plan para que esas situaciones no nos sobrepasen y podamos atender las críticas primero y hacer una selección del paciente para que los pueda atender lo más rápido posible de acuerdo a su gravedad”, explicó.
En ese sentido, indicó que, en los últimos tres años, el Servicio de Emergencia intentó “disminuir las situaciones imprevistas” para generar una buena atención de admisión y estadísticas y así “poder conocer la población”.
“Esto es de suma importancia, y conocer las patologías prevalentes para generar una buena respuesta”, añadió.
Asimismo, el profesional contó que lograron consolidar “un equipo de médicos importantes” y aclaró que la mayoría de los servicios de emergencia del país cuentan con personal técnico que no está especializado.
“Los médicos de acá son de una edad mediana con especialidades hechas y con mucha experiencia en emergencia. El servicio funciona las 24 horas, nosotros tenemos médicos emergentólogos clínicos que se dedican a toda la patología clínica de emergencia, tenemos dos cirujanos de guardia las 24 horas, si a alguno le pasa algo a las tres de la mañana es muy difícil que sea atendido por un cirujano en otro lugar que no sea acá”, señaló.
Y agregó: “Tenemos un equipo de traumatología de guardia activa las 24 horas y todas las especialidades que se puedan tener de guardia pasiva, desde psiquiatría, cirugía maxilofacial, neurocirugía, neurología clínica, infectología”.
Para Puga, esto significa que, si la urgencia tiene que ver con alguna de las especialidades mencionadas, lo evalúa un médico clínico y pide la interconsulta con esos profesionales que llega en un “tiempo prudencial”, es decir, “esto nos da un abanico de posibilidades que no cualquier lugar tiene”.
“El fundamento de este servicio se basa en recolectar los datos, interpretarlos y generar protocolos, siempre se caracterizó por manejar cerca de siete mil pacientes al mes, más o menos de 190 pacientes por día”, manifestó.
Y profundizó: “Esta pandemia hizo que las consultas disminuyan, llegamos a tener 90 pacientes al día, en el momento de la mayor crisis, ahí cayó la consulta, pero se volvió más específico porque eran todos críticos y sumado al COVID el servicio se mantuvo polivalente todo el tiempo, es decir que atendíamos patologías COVID y no COVID. Pero estos últimos dos meses estamos cerca de 110 pacientes por día, casi 3400 pacientes por mes”.
Además, el responsable del área precisó que, en la “temporada común”, las patologías prevalentes en el servicio son la cardiovascular, cerebro vascular y “tenemos muchos accidentes”.
“Más o menos siete u ocho pacientes accidentados por día, los días de semana son menos, pero los fines de semana son muchos”, detalló; y fundamentó: “Nuestro gran problema es el parque automotor de motocicletas, si bien el manejo que se hizo acá en la capital en conjunto con la utilización del casco es muy bueno, el interior provincial no tiene misma respuesta”.
En ese contexto, resaltó que, desde que el médico Mario Romero Bruno asumió la dirección del nosocomio, se trabaja de manera articulada con la Policía de la provincia y el SIPEC para llevar a cabo un protocolo único de actuación sobre los accidentes, “no solo para mejorar la calidad de atención sino para trabajar en la prevención de ellos”.
“Es muy importante, porque tenemos una tasa de mortalidad promedio igual al de Nación, en lo que va del año debemos estar cerca de 70 muertes por accidentes vehiculares, el problema no sólo son las muertes, sino que es una causa que se da en pacientes jóvenes”, destacó.
En ese sentido, Puga dijo que la mayoría son menores de 40 años que es “la etapa productiva más importante que tiene esa persona” y esbozó que se calcula que, por cada muerte, quedan tres pacientes con incapacidades severas.
“Eso es importante desde el punto de vista del paciente y los costos que le genera al Estado mantener ese tipo de pacientes y la atención, entonces la única forma de trabajar como cualquier enfermedad, porque el trauma es una enfermedad, es previniendo”, concluyó.
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