El impacto psicológico y físico por la cuarentena trae consigo algunas consecuencias que para muchos están siendo difíciles de sortear. La separación de los seres queridos, la pérdida de libertad, la incertidumbre sobre el estado de la pandemia y el, a veces, desesperante aburrimiento se suman a factores como la depresión, angustia y dolores corporales que llevan a muchas personas a automedicarse.
En los últimos tres meses creció un 25% la automedicación en la Argentina. El dato se desprende de un relevamiento realizado por el Sindicato de Farmacéuticos y Bioquímicos (SAFYB).
“Esto es la consecuencia de los 100 días de cuarentena y las consecuencias negativas que está teniendo el encierro”, explicó a minutouno.com, Marcelo Peretta, doctor en Farmacia y Bioquímica y secretario general de SAFYB.
Las drogas más demandadas son: el ibuprofeno, la cinarizina (para molestias digestivas, fatiga, reacciones cutáneas), amoxicilina, ambroxol (facilita la expectoración y alivia la tos), aspirina, diclofenac y omeprazol (para el tratamiento de la dispepsia, úlcera péptica, enfermedades por reflujo gastroesofágico, etc).
Según Peretta, la excesiva publicidad de los medicamentos promueve la automedicación. “El Gobierno te dice que no te automediques pero los canales te pasan todo el día publicidad de Ibuprofeno”, expresó.
Por estos tiempos, hacer algunas consultas presenciales es más complicado y a eso se le suma el miedo a moverse del hogar para ir al médico, lo cual ha generado en muchas personas la necesidad de resolver rápido y acuden a la farmacia más cercana para automedicarse. “El farmacéutico ha asumido el rol del médico, porque todo el sistema de salud está focalizado en los problemas respiratorios, entonces trata de resolver esos problemas con más fármacos”, precisó Peretta.
“El encierro insostenible disparó problemas psiquiátricos, dolores musculares y automedicación. La gente quiere resolver sus problemas de ansiedad y dolores”, agregó.
Otra de las consecuencias que se evidencia con fuerza con el encierro es el aumento de analgésicos para paliar los dolores musculares ocasionados por el sedentarismo. Los medicamentos de venta libre más consumidos para esto son el paracetamol, aspirina, ibuprofeno y diclofenac.
Automedicación vs. autoprescripción
Los llamados Medicamentos de Venta Libre (MVeL) son aquellos que la autoridad sanitaria local -en nuestro país es la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT )- autoriza a ser adquiridos sin necesidad de prescripción médica. Poseen un packaging y un prospecto especial, con lenguaje accesible y dirigido a los usuarios.
Estas son drogas antiguas, muy probadas, y se utilizan para tratar -durante un período de tiempo corto- dolencias leves y conocidas. De persistir los síntomas o de empeorarse, la recomendación imperativa es la consulta urgente con el médico.
La decisión de administración de un MVeL implica una conducta de “automedicación”, mientras que la toma de un medicamento de venta bajo receta sin la correspondiente prescripción, ya sea por una compra en la que no se nos exige receta o porque lo tenemos disponible en el botiquín, implica un acto de “autoprescripción”. Aquí la sustancial diferencia.
Los medicamentos de prescripción son aquellos que deben adquirirse exclusivamente con receta médica y representan la amplia mayoría de las opciones, como por ejemplo los antibióticos, los antihipertensivos, los medicamentos para el colesterol, antivirales, insulinas, anticonceptivos, productos para la disfunción eréctil, y antiinflamatorios, analgésicos y antiácidos en determinadas concentraciones.
El stockeo de medicamentos
La cuarentena tuvo muchas consecuencias, entre ellas un abastecimiento desmedido de las personas que salieron a comprar alimentos para llenar las heladeras de sus hogares y, también, medicamentos. Se aprovisionaron de artículos de farmacia de todos tipo: alcohol en gel, barbijos, paracetamol.
Según explicó Peretta, en términos de facturación, la mayor fuente de ingresos de las farmacias provino de los medicamentos. En estos últimos meses, las ventas de ese rubro subieron un 25%. Pero las venta de otros artículos generales cayó alrededor del 12%.
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