El Ministerio de Salud del Líbano informó este miércoles que la explosión del martes en el puerto de Beirut provocó 135 muertes, más de 5.000 heridos y docenas de personas desaparecidas, publicó el sitio The Lebanon Daily Star.
“El escenario que estoy viendo acá es muy similar a lo que podría esperarse después de un terremoto y un tsunami”, describió a minutouno.com Andrea Aguilar Calderón, una escritora de viajes costarricense radicada en Beirut, en referencia al escenario tras la explosión en el puerto de la capital del Líbano.
Aguilar Calderón relató que “en los barrios muy cercanos al puerto no hay ni un solo edifico que no tenga daños” en referencia a Gemmayzeh y Mar Mikhael, en el este de Beirut, que usualmente es “una zona bastante poblada donde hay muchísima vida nocturna”.
Los cafés y las tiendas del este de Beirut quedaron irreconocibles, peladas y sin vidrios, tras la explosión ocurrida en un depósito del puerto donde desde 2014 había 2.750 toneladas de Nitrato de amonio, un fertilizante que puede provocar una detonación si entra en contacto con combustibles.
La calle más afectada fue Pasteur, en Gemmayzeh, que es “justamente la que se encuentra al otro lado del puerto, y tiene algunos espacios por donde no hay edificios y se coló la explosión”, explicó Aguilar Calderón.
Todavía hay bomberos y militares en la zona del puerto para recopilar pruebas, pero también para seguir con la búsqueda de víctimas que puedan estar atrapadas entre los escombros.
“Creo que es poco probable que suba la cantidad de víctimas fatales. Lo que sabemos es que los rescatistas revisan edificios cercanos a la explosión y encuentran cuerpos”, reveló a la CNN Firass Abiad, CEO del Hospital de la Universidad Rafik Hariri.
El Gobierno declaró el estado de emergencia por dos semanas.
Por su parte el gobernador de Beirut, Marwan Abboud, le aseguró al canal de televisión estatal jordano Al Mamlaka que “hay más de 300.000 ciudadanos que no pueden dormir en sus hogares” tras la explosión, y que “la mitad de la población de Beirut tiene vivientas (que están) inhabitables en el corto plazo”.
El gobierno libanés puso en arresto domiciliario a las autoridades del Puerto de Beirut hasta tanto avance la investigación sobre el origen de la explosión, pero Aguilar Calderón acotó que “está casi confirmado” que se trató de un caso de negligencia.
Que hubo negligencia “es el sentimiento de la población”, señaló Aguilar Calderón, “porque las cosas en Líbano funcionan a medias”.
“A la gente la da muchísima cólera, porque es un país con tantas posibilidades, con gente tan educada, que se encuentra en una posición bastante privilegiada puesto que está cerca de Europa, del norte de África”, enumeró entre las muchas causas de descontento para con el gobierno que hoy lidera Michel Aoun con su primer ministro, Hassan Diab.
“Aparte de eso es un país muy bonito con muchísimo potencial para el turismo. Pero no se organizan. Especialmente el Gobierno. Si esta no es la gota que derrama el vaso en el Líbano para que haya un cambio real en cuanto al manejo de sus políticas gubernamentales, no sé qué tendría que pasar realmente”, confió la escritora, que vive en Beirut desde principios de 2018.
“Beirut me parece extremadamente segura. El Líbano es el país que tiene la peor fama menos merecida porque realmente es muy seguro”, aseguró la costarricense, que lleva recorridos 80 países.
Tener un buen grado de seguridad no libera al país de otras viscicitudes, como la devaluación de su moneda en un 80% desde octubre de 2019, las deficiencias de su sistema de transporte público o los cortes de electricidad “que duraron 22 horas en promedio durante todo julio” este año, según la escritora.
“En octubre del año pasado llegó un punto en que se desataron protestas bastante fuertes en Beirut y todas ciudades del Líbano. Fue la gota que derramó el vaso. Por la pandemia las protestas dejaron de ser importantes, porque no había oportunidad de salir (a la calle) por la cuarentena”, relató.
“Sin embargo, yo creo después de este episodio, considerando que aparentemente es un accidente por negligencia de la gente que maneja el puerto, es muy posible que ahora se presente un panorama muchísimo más dificil económica y socialmente en el Líbano”, señaló Aguilar Calderón.
Mientras tanto, la ciudad de Beirut intenta recomponer su rutina en medio del caos de la explosión en la que además cuatro hospitales quedaron inutilizables.
Abiad, del Hospital de la Universidad Rafik Hariri, aseguró que ese centro médico está “cerca de quedarse sin insumos” y que la explosión, la situación financiera y la pandemia de coronavirus dejaron a su equipo “en medio de la tormenta perfecta”.
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